viernes, 2 de agosto de 2013

CAPITULO 9.

No. Otra vez. En el mismo círculo, él besándome. Ya verás, de aquí nada puede acabar bien, me dirá que todo fue por que estaba mal, o no se que, a saber que historia se montará después del beso.
Así que decidí separarlo de mi. Y me fui a mi habitación.
Él vino detras.
¿Que quiere? Joder. Que pesado. Si no le he importado ni una mierda en todo el este tiempo, ¿que busca ahora?

-¿Que quieres?
-A ti. -Dijo acercándose poco a poco.
-Dejate de tonterías.
-Es la verdad.
-Si soy una niñata.
-No. Eres mi niñata.
-Mira, dejalo.

Me fui a la sala de estar. Encendí la TV y me quedé dormida.
Al abrir los ojos, apenas veinte minutos después ahí estaba él mirandome.

-JODER, QUE SUSTO ME HAS DADO.
-Perdón... No era mi intención.
-Hugo ¿que quieres? Me das miedo.
-Tu padre y mi madre van a estar una semana fuera, no pueden entrar aqui, se les viene el mundo encima...
-¿Queeeeeee? Madre mia... están locos.
-Ya. Oye niñata, ¿que quieres cenar? -Me guiñó el ojo.
-Pizza.
-Pues... no hay nada hecho. Todo lo tenemos que hacer nosotros, así que levanta ese culo, niñata.
-Noooooooooo
-Siiiiiiiiiií

Al final me levanté, y nos fuimos los dos a la cocina.
Hicimos la masa, y empezamos a darle forma, entonces él me manchó de harina, yo le rompí un huevo (DE GALLINA, SIN MAL PENSAR) en la cabeza...

-Te vas a cagar niñata. -Decía mientras se reía.
-No, no, no, ni se te ocurra. Hugo no.

Se acercó a mi sonríendo, pero una sonrisa maligna, ay, que miedo.
Entonces empezó hacerme cosquillas. Yo me reía, entonces nos caímos al suelo. La risa paró de golpe. Nos mirábamos fijamente a la cara, tenía intención de besarme. Entonces le paré los pies. Bueno, lps labios.

-Tenemos que poner las pizzas al horno...
-Si... tienes razón -Dijo bajando la mirada y levantandose.

Pusimos las pizzas al horno, y yo me fui al sofá, y él a la ducha
Al rato me acordé de las pizzas, pero, demasiado tarde. El horno expulsaba humo negro, y no poco. Enseguida llamé a Hugo.
Él salió corriendo del baño.

-Hostia... ¿que ha pasado?
-Soy un desastre...
-No. Es culpa mía...

Apagó el horno, abrió puertas y ventanas, y entoces me miró, creo que notó que mis ojos estaban llenos de lagrimas, a punto de llorar.

-Ehh, fea no llores, ya está.

Entonces me abrazó. Oh mierda iba en toalla. Joder, está bueno el niño.

-Lo siento.
-No lo sientas, es culpa mia. Voy a vestirme, y cenamos.

Se metió en el baño, a los cinco minutos salió del baño, oliendo a One Milion. DIOS. ME ENCANTA ESE OLOR. Además llevaba desodorante Axe. Nunca habia olido asi.

-¿Tu desde cuando hueles asi de bien?
-Ni que oliese mal.
-Pero siempre te echas otra, no la de One Milion...
-Es que se que te gusta.
-Mira, dejate con esa broma de que te gusto. Ya. Fin. Vamos a cenar.

Asintió y puso las pizzas en los platos. Las puso sobre la mesa y yo puse los vasos y la bebida.

-Tampoco pueden estar tan malas, ¿no? -Dijo sonriendo
-Eso espero...

Nos sentamos, cogimos un trozo cada uno y a la vez nos lo comimos.
Nos miramos con cara de asco, y nos empezamos a reir.

-Voy a llamar a la pizzeria
-Será lo mejor... voy a limpiar esto un poco.

Marqué el telefóno. Me dijeron que en veinte minutos estarían ahí. Volví a la cocina, me acerqué a Hugo por la espalda y le grité al oido. Me apetecía asustarle.
Pero no salió muy bien. Del susto movió el codo, de tal manera que me dio un golpe en el labio. Me caí al suelo, entonces él se limpió las manos y se agachó.

-Lo siento, lo siento, lo siento.
-Hostia puta, me duele.
-A ver... quitate las manos... buf.. lo tienes muy mal, eh, solo se me ocurre una cosa para curartelo...
-¿El que? Dime que no me va a...

Me dio un beso. Esa era su manera de curarmelo. ¿no? Pues ya no puedo mas, no puedo seguir resistiendome. Esta vez no. Así que decidí seguirle el juego.

-Entonces... ¿Ya me crees cuando te digo que te quiero?
-¿De verdad lo decias enserio?
-Lo juro. Por favor, dime que tu tambien lo sientes...
-Es que...
-Dilo, di si o no. Si es si, te prometo que será para siempre, si es no... no te volveré a molestar.
-Es que no es facil, joder.

Me fui corriendo a mi habitación.
Si o no. Parece una decisión facil, pero no lo es. Es difícil. No es lo que querría mi hermano. No creo que se sienta orgulloso, si empiezo algo con Hugo.
Justo entonces tuve como una visión, no se, algo comlicado. Fue cerrar los ojos y entoces... verlo ahí, él, Pablo, como un ángel, vestido de blanco, muy blanco, estaba precioso, guapisimo, con esa sonrisa.
No me asusté, se que nada malo me puede pasar si él está cerca.

-¿Que hago? Quiero que te sientas orgulloso de mi. -Le decía. No se lo habia contado, pero sabia de sobra que él, conocía la historia.
-No te sientas culpable, pequeña, sabes que si es tu felicidad, allí donde esté yo me siento orgulloso, orgulloso de que cumplas tu sueño, orgulloso de que apruebes, incluso orgulloso de que estes con la persona a la que quieres, aunque a mi no me guste. Todo lo que decidad por ti misma, será un orgullo para mi.

Esas palabras me hicieron llorar con los ojos cerrados. Tengo clara mi respuesta. La tengo muy clara.

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