-Venga ya, niñata, estas de broma.
-¿Te parece que esto es una broma? -Me acerqué y le besé.
Él me siguó el juego. Despues de dos meses... Espera... ¿¡DOS MESES YA!? Mierda. De aquí a 20 dias me vuelvo a mi casa. A mi tierra. M-I-E-R-D-A. Hugo no sabe nada, no sabe donde voy. Él piensa que me quedaré aquí, para siempre, y yo solo vendré dos meses y medio al año, joder...
Decidí hacer como si nada de eso fuese a pasar, como si... como si me fuese a quedar aquí.
Hugo me siguió besando.
Así hasta que acabamos en nuestra habitación.
-¿Tu cama o la mia?
-Desde la mia nos verán los de la calle.
-Tienes razón, mejor será en la mia.
Me tumbó sobre su cama, y me fue besando por el cuello, y poco a poco levantandome la camiseta.
Yo no se que hacer. Es mi primera vez. No se. Natalia, ¿Estas segura? ¿Quieres? ¿Ahora? ¿Con él? Piensalo. No se, hace dos dias os odiabais, y ahora... ¿Vas a dejar que él te quite la virginidad? No. Natalia no.
Mientras estas dudas ocupaban mi mente él ya se había quedado en ropa interior, y a mi en sujetador, entonces le frené.
-No puede ser...
-¿Que pasa? ¿Tienes la regla? ¿Te duele la cabeza? ¿Tienes senimiento de culpa? ¿O... es que...? No, eso no puede ser. ¿Verdad que no Natalia?
Le miré con cara de pena. Se dió cuenta. El problema es ese. Sí. Soy virgen.
-¿Me vas a dejar?
-¿¡POR SER VIRGEN!? Ni de coña te voy a dejar escapar, y menos por esa tontería. Lo haremos cuando estes preparada. Ven aquí tonta. Mi niñata. -Me abrazó.
-Te quiero.
-Y yo a ti, mi niñata.
Me encantaba que me llamase "Mi niñata" lo que empezó como un insulto, se convirtió en mi palabra favorita. No le quiero perder. No, ahora no. Me ha demostrado, que por mi lo que sea. Otros tios en su caso me habrian dicho: "O lo hacemos ahora, o lo dejamos". Y él lo que me ha dicho es que lo haremos cuando yo quiera. O cuando esté preparada, da igual como sea, pero el caso es que me esperará, ¿También me dirá eso cuando me vaya?
-¿Te puedo pedir una cosa?
-Siempre y cuando no tenga que ver con el sexo...
-Tonta... -ríe -Te quería pedir que durmieses conmigo.
-Uhm... eso si que lo haré.
Sonreí. Sonrió. Y me besó. No cenamos, pero tampoco teniamos mucha hambre. Me puse en pie, y me quedé mirándole.
-Tápate los ojos.
-¿Por qué?
-Por que me tengo que poner el pijama...
-No seas tonta, te voy a ver así un montón de veces.
-¿Y como estás tan seguro?
-Por que ahora te estoy viendo en sujetador y ni te has preocupado. -Dijo riendose.
-Imbécil.
-Pero me quieres.
-Está claro, eres mi imbécil. Pero tapate los ojos, jo.
-Esta bien... -Dijo poniéndose una mano sobre los ojos.
-No mires.
-No lo haré.
-Mas te vale.
Entonces me giré y me puse mi pijama azul de ositos, era muy gracioso. La verdad es que es un regalo de mi hermano, y no se, me apetecía llevarlo.
-Pues no se por que no querias que te mirase, si tienes un culo... PERFECTO.
-¿¡HAS MIRADO!?
-Pero solo un poco, así por encima, nada importante. -Dijo levantandose de la cama, y viniendo a abrazarme.
-Dejame imbécil. -Dije haciendome la enfadada
-Yo se que tu no te puedes enfadar conmigo. -Empezó a hacerme cosquillas.
-Ay, ay, ay, no, para, para, cosquillas no. -Dije riéndome.
Nos caímos en mi cama, y él seguía haciendome cosquillas, entonces, de repente paró. Se quedó mirando por la ventana. Algo pálido. Miraba embobado al jardín trasero.
-¿Que pasa?
-Tu... tu... tu hermano. Está ahí abajo.
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