viernes, 2 de agosto de 2013

CAPITULO 8.

Es triste. Es un dolor espantoso. Pero ya esta, ya se ha ido. Y nunca volverá. Nunca. Lo he perdido, para siempre. Y juro que este dolor, ese vacío, esas ganas de llorar. De gritar, de golpear las cosas... es una puta mierda, es algo que nadie debería sufrir. Nadie, te quedas con ganas de decirle lo que sientes, de abrazarle una ultima vez, te sientes inútil, que no hiciste todo cuanto podías, que no fuiste la hermana perfecta, te sientes una mierda, por que sabes que le quedaba mucha vida por delante, y te quedas "¿Por que no fui yo?" Y es que... prefieres irte tu, a que se vayan otros. Y encima mi sentimiento de culpa me mata. Y saber que mi ultima palabra fue un simple "No..." EN DOS PUTAS SEMANAS NO LE DIJE NI UN TE QUIERO, NI UN HOLA, NI NADA, y lo peor es que no se por que, joder. Seguro que se fue pensando que le odio. Y no es así, joder, le quiero. LE QUIERO. Es mi hermano. 
El funeral.
Se me parte el corazón al ver a mi padre llorando, con la cabeza sobre el ataúd, cogiendo su mando, como si en cualquier momento fuese a despertar, pero no es así, se ha ido. Y no volverá. Es la primera persona que se va de mi vida, y se ha lucido, se ha ido a lo grande, joder. Para siempre. Los odio. Odio los para siempre, solo en la muerte se cumple un "para siempre". ¿Pero que mierda es esta? ¿Por que coño nacemos, si a la mínima que nos damos un puto mal golpe nos morimos? Debería estar prohibida la muerte en las personas maravillosas, P-R-O-H-I-B-I-D-A.
Y además, verlo, ahí, tan blanquito, tan serio, es como si estuviese durmiendo, como si en cualquier momento abriese los ojos.
Me acuerdo, cuando yo tenia cinco años... Recuerdo entrar en su habitación y quedarme embobada mirándolo, entonces él se despertaba y me tiraba la almohada en la cabeza, de broma. Entonces yo me tiraba encima suya, y me ponía a gritarle: Felicidades tete.
Teníamos la misma edad, mellizos, entonces él me hacia cosquillas. Y me decía un: Que también es tu cumple feaaa
Entonces nos reíamos, él siempre se ha comportado de manera mas madura, nunca fue un niño irresponsable. 
Y ahora ya no está aquí... ya no.
Le di un ultimo adiós, y... me mandaron a casa, no podía seguir, no podía continuar viéndoles llorar, todos lloraban.
Y eso a mi me dolía.
Mi padre le dijo a Hugo que me llevase a casa, lo necesitaba.
Necesitaba descansar, dormir un poco, en las ultimas 48horas no he dormido ni 5 minutos seguidos. Decidió coger la moto.
Pero entonces yo le frené. Creo que entendió a la perfección, lo que le quería decir, no podía subir a una moto después de... en fin, ya sabéis, entonces él sonrió y me abrazó.

-Se lo mucho que quieres a tu moto... pero...
-No te preocupes, lo entiendo.
Me pasó lo mismo cuando...


De repente se cayó, no dijo nada, como si hubiera estado a punto de confesar algo... que no debía...

-Hugo... ¿que pasa?
-Camina.
No pasa nada.
Caminamos un buen rato.
-Mira...
Hugo, yo se que pasa algo... no me chupo el dedo, puedes contármelo.


Me cogió del brazo y puso mi espalda contra la pared de una finca, y apretando el brazo, cada vez mas, y con cara de enfadado me dijo

-Mira, ya te he dicho que no pasa nada, así que deja ya de insistir, niñata.


Por suerte mi casa estaba al lado. Mis ojos se llenaron de lágrimas y me fui a mi casa, corriendo.
Detrás entró él.
Yo me metí en el baño y cerré la puerta con cerrojo.
Él se quedó en el otro lado, aporreando la puerta. Y gritando.

-Por favor,
Natalia abre, te lo explicaré todo.
-Dejame en paz.
-Mira, te lo voy a contar.
Cuando yo tenía cerca de unos 12 años, mi padre se encargaba de llevarme a todos los sitios, de viaje, de excursión, en las quedadas con los amigos... El caso es que casi siempre que nos íbamos por
Andalucía, un día, me quedé en el hotel, sin que él se diese cuenta, desde mi escondite lo vi, vi como le pasaba droga a unos tíos, y luego éstos le apuñalaban. Salió vivo de allí, y ahora vive en
Irlanda, lejos, en un piso de mierda, desintoxicandose, yo puedo ir cuando quiera... pero desde que vi eso... no puedo ir a los hoteles...

Joder, que historia, después de eso solo se me ocurrió abrir la puerta. Le miré a los ojos.

-Lo siento...


Le abracé. Cada vez mas fuerte.
Al principio él no se movía, ni decía nada, pero después me abrazó. Notaba como sus lágrimas caían sobre mis hombros.
Entonces nos separamos.

Le sequé las lágrimas.
Nos quedamos mirando fijamente.
Entonces fue él quien me secó las lágrimas a mi.
Nos volvimos a mirar fijamente, y esta vez poco a poco nos acercamos. Me acabó besando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario